Hoy quiero compartirles algo que empecé a hacer con mis hijas hace un tiempo en relación a los regalos.
Cuando reciben regalos ya sea por el Día del Niño, cumpleaños, Navidad, Reyes o cualquier otro evento, unos días antes buscamos un canasto o una caja, y ellas eligen qué juguetes ya no usan y están en buen estado como para regalar a otros niños.
Los envolvemos juntas con papel de regalo, les ponemos moños y los llevamos a un comedor, merendero, hogar, iglesia. La secuencia termina con una foto que recibo y les muestro a mis hijas con alguno de sus juguetes en manos de un niño feliz.
Este hábito genera una circulación de energía muy valiosa asociada al dar. Desde el punto de vista funcional otorga el beneficio de no acumular cosas y empezar a ser conscientes que esas cosas que para ellos han perdido atractivo pueden ser muy valiosas para otros chicos.
Hablar con los mas pequeños para transmitir el habito de “hacer lugar para lo nuevo” regalando lo que ya no usan, puede convertirse en un divertido juego donde se disfruta por ejemplo el momento de envolver los regalos; contarles que hay niños en otros sitios que se van a poner felices al recibir sus juguetes, también los alegra y motiva profundamente.
Les aseguro que una magia se apodera de ese momento y sentimos en familia la energía que circula en ese precioso DAR: dar un regalo, recibir un regalo.
Es muy reconfortante ver a nuestros hijos crecer en valores de desapego por lo material que los hace desarrollarse y crecer como personas.
Esto que ocurre con los chicos y sus juguetes, podemos aplicarlo a nuestras cosas: ropa, zapatos y mas cosas que solemos guardar “por las dudas” y que con certeza pueden ser mas útiles para otros que para nosotros mismos, porque “pasaron de moda”, “nos cansamos de usarlo” o sencillamente lo compramos y nunca lo utilizamos.
En cada organización que realizo mis clientes siempre me consultan “esto qué opinás ¿Me lo quedo o lo doy?” a lo que siempre respondo con una pregunta ¿Cuánto hace que no lo usas? En general las respuestas siempre superan los seis meses o el año (y a veces más) con lo cual ellos mismos se responden y en general deciden donar, regalar o vender….en definitiva “circular” ese objeto, esa prenda que ya no usan.
Siempre hago hincapié que son ellos quienes deben decidir y jamás diría yo si esto o aquello hay que darlo, considero que es absolutamente personal y respetable cualquier opinión, y a veces las cosas tienen un valor sentimental que considero importante al momento del descarte.
No obstante observo que en cada dinámica de organización surge esta oportunidad, donde podemos vivir con la misma alegría y consciencia, no solo el liberar espacios para potenciar el orden del hogar, sino también tener la posibilidad de generar un momento de circulación de buena energía en ese dar.
En mi vida personal hace años que sigo esta consigna: “entra algo, sale algo” ya desde el momento de la compra estoy pensando que y a quien le voy a dar, por ejemplo si me compro unos zapatos, elijo cuales se van.
Además tengo en mi placard un lugar para las cosas que se van y siempre le encuentro la novia o el novio (jajaja) a lo que allí pongo. Siempre hay alguien que lo puede necesitar, disfrutar y valorar más que yo en ese momento.
Además de evitar que se me acumulen cosas que ya no necesito, experimento la enorme felicidad de DAR.
Algo así como una cadena de favores, donde todo lo que se da vuelve multiplicado de alguna manera: La generosidad genera abundancia, ese es mi mantra.
En una organización que hice la semana pasada, mi clienta realizó un descarte impresionante, regalando cosas a familiares, compañeras de trabajo y amigos, con la consigna que ellos al recibir, también debían dar algo a otros. Según me dijo fue increíble ver la energía que se generó en ese proceso encadenado. Y realmente es mágico lo que ocurre.
Usualmente en los procesos de organización se destacan los beneficios externos vinculados al orden, la eficiencia y lo estético. Siendo esto cierto y muy valioso, lo mas importante que nos regala tiene que ver con cosas que no se ven y están asociadas con la idea de que así como es afuera es adentro.
El adquirir ciertos hábitos de planificación y organización, permite que ese orden que se genera, también nos habite, nos centre y nos de tranquilidad y perspectiva para nuestro día a día. Nos invita a participar en el hermoso proceso al que la vida nos convoca con la circularidad del Dar y Recibir.
Mi mayor deseo, es que cada uno pueda encontrar su propio modo de DAR y RECIBIR, para construir entre todos el mejor mundo posible.