Hoy quiero presentarles otra perspectiva asociada al tema del orden y la organización de espacios, que va más allá de los muy valiosos aspectos prácticos que se generan a partir de ellos.
Existe un movimiento conocido como minimalismo que se ha desplegado en varios campos, como la arquitectura, la pintura, la decoración y la moda; y que hoy se ha convertido en un verdadero modo de vida, que podría sintetizarse con el paradigma “Menos es más”.
A lo mejor el minimalismo te suena como vivir en un lugar aislado, con una mochila en la que sólo guardás cuatro cosas. Pero no, el minimalismo es mucho más que eso, es un estilo de vida, una filosofía práctica.
Consiste en centrarte en lo que de verdad es importante para nosotros y eliminar todo lo demás de tu vida. Saber qué es lo importante y lo esencial para cada uno y elegir quedarse con eso, nos da una claridad y una tranquilidad interior, además de muchos otros beneficios.
Lo contrario a ser minimalista es ser una persona que tiende inercialmente a acumular cosas, a ser más desordenado tanto con sus cosas, como en su vida en general y sus pensamientos.
El minimalismo es simple, pero no es fácil de conseguir. Requiere de un autoanálisis profundo y un ejercicio de desapego emocional importante, que desde mi perspectiva, merece la pena considerarse como una actitud potente y orientadora.
Da claridad, orden y foco para centrarnos en lo que de verdad es importante para nosotros.
De esta forma es más fácil conseguir lo que nos proponemos, ya que desaparecen muchas distracciones innecesarias.
La idea central del minimalismo es tomar decisiones muy conscientes de lo que necesitamos y tratar de no tener más que ello. Nos permite disponer así del espacio, tiempo y energía necesarios para aquello nuevo que queremos que llegue a nuestra vida.
Por supuesto, la categoría de necesario no se limita a lo utilitario, sino que se extiende a aquello que es bello o que genuinamente deseamos.
Vivir con menos no sólo puede apreciarse desde lo económico, sino también desde lo vital: “Cuanto más tenemos, menos poseemos” decía Meister Eckhart.
Una vez le preguntaron a Miguel Ángel cómo de un cubo de mármol era capaz de crear esculturas tan hermosas y él respondió: “Sencillamente saco lo que sobra”. Tal vez eso pueda inspirarnos para trabajar en nuestros entornos y crear, con esa perspectiva, una vida más bella.
Obviamente ordenar una menor cantidad de cosas que además necesitamos nos lleva a una realidad más simple de vivir y mantener. Muchas veces creemos que simple es sinónimo de fácil y no es tan así, lo simple lleva implícito un proceso consciente de organización y selección que nos permite construir una armonía en lo cotidiano.
Otro aspecto asociado al minimalismo es que promueve nuestro desapego de las cosas, impulsándonos a desarrollar el hábito de centrarnos en nosotros mismos, relativizando la importancia de la cosas. Nos libera así de esa ilusoria vinculación que nos hace creer que “somos lo que tenemos”.
Otro de los beneficios del minimalismo es el de poder vivir con mayor libertad. Basta ver esas casas rodantes con las que algunos recorren el mundo, las hay de diversos tamaños y comodidades, pero todas tienen en común la decisión de llevar en ellas, como nómades modernos, sólo aquello que necesitamos, ganando así la libertad de ir cuando queremos, hacia donde queremos.
El estrés es una condición muy habitual de nuestra época. Una de sus causas está directamente vinculada a la cantidad de cosas que tenemos y la carga de necesidades asociadas a ellas: organizarlas, mantenerlas, trasladarlas, limpiarlas, actualizarlas… Ante esto, el minimalismo nos interpela con una pregunta radical: ¿eso que tenemos realmente lo necesitamos? O dicho de otra manera, ¿no será que acumular cosas es acumular estrés? Tal vez acumular experiencias, nos haga más humanos, más serenos y más felices…
El minimalismo no es necesariamente un modo único de ver la vida y mucho menos debe pensarse como una verdad absoluta, ni plantearse como una condición para ser ordenados pero, sin duda, nos impulsa a vivir en mayor conexión con lo bello, lo simple, lo funcional, en definitiva con lo esencial.
¿Qué les sugiere en sus vidas el mantra del minimalismo? Menos es más.